El colectivo cubano formado por Marco Antonio Castillo Valdés (Camagüey, Cuba, 1971) y Dagoberto Rodríguez Sánchez (Caibarién, Cuba, 1969) comenzó su trayectoria profesional en 1992, junto con Alexandre Arrechea, quien en 2003 emprendió su carrera en solitario. En sus inicios, utilizaban materiales reciclados, principalmente madera, para confeccionar sus obras, y adoptaron el nombre de su colectivo en 1994, abrazando la tradición gremial de los artesanos y trabajadores calificados.
Fascinados por la intersección entre el arte y la vida cotidiana, Los Carpinteros fusionaron arquitectura, diseño, dibujo y escultura en formas extravagantes e impredecibles. Sus construcciones, cuidadosamente elaboradas, promueven un lenguaje visual humorístico basado en la contradicción y la transformación, enfrentando lo utilitario con lo inútil, y la forma con la función. Sus dibujos y estudios, que hacen referencia a borradores técnicos y planos, se burlan de las primeras etapas de planificación involucradas en la creación artística.
Durante 26 años de trayectoria, Los Carpinteros experimentaron con variadas disciplinas (escultura, fotografía, dibujo, instalación, video) utilizando una gran diversidad de materiales (madera, ladrillo, papel, metal, plástico, concreto, tela, entre otros). Sus obras siempre desafían al público, provocando un auténtico reto intelectual, un golpe a su arquitectura mental, lógica y racional. El espectador se muestra desconcertado frente a piezas cuya disfuncionalidad es una auténtica apología al equívoco. Aparentemente, se trata de una cuestión formal cuando los artistas manipulan o deforman los objetos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sus obras no presentan ningún cambio físico; simplemente aparecen desplazadas de su contexto o estado natural. Es en esa ruptura del significado donde reside la gran (de)construcción de estos artistas, que se autonombraron carpinteros para contradecir, aunque no completamente, la función de un oficio centrado en la producción de objetos útiles.
Tras 26 años juntos, este colectivo se disolvió en el verano de 2018, para buscar nuevos horizontes individuales. Sin embargo, sus piezas están presentes en diversas colecciones públicas y privadas, como la TATE Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, el MoMA de Nueva York y la Colección Daros Latinoamérica de Zúrich.