Nacer Ruina se presenta desde el inicio como una herida: una geometría fracturada que abre grietas entre nacimiento y caída. Más que una contradicción, es una advertencia y una posibilidad, una forma de estar en el tiempo desde la fractura. Las obras inéditas que Rodrigo Echeverri muestra en esta exposición portan una historia latente. El uso de materiales como el granito y el terrazo —vinculados a lo monumental y duradero— las posiciona en una tensión constante entre lo que se construye y lo que comienza a desmoronarse. En el centro de la muestra, una instalación conformada por columnas caídas invita al espectador a transitar un espacio donde el orden aparente se vuelve frágil. Estas formas ya no sostienen nada: yacen en contacto con el suelo, cuestionando la idea de estabilidad y proponiendo una nueva arquitectura que desafía el poder desde su base.Desde la abstracción geométrica, Echeverri no busca evocar formas puras ni evadir el contexto. Su trabajo surge desde un “tiempo discontinuo” que rechaza la clausura de la modernidad. La geometría aquí no es símbolo de progreso, sino una forma erosionada, melancólica, cargada de memoria e inestabilidad. La exposición pone en crisis la idea de que la modernidad sea un capítulo cerrado. Las obras habitan un presente roto, donde nacimiento y ruina coinciden. Lo moderno se revela como una ruina naciente: una señal de que todo lo sólido, incluso al comenzar, ya lleva la marca de su fragilidad.
Elías Doria / Curador
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Exhibición Previa
Video por Salvador Arbeláez